LITERATURA UNIVERSAL 2 pretende ser...

...una herramienta de comunicación de los alumnos (y el profesor, claro) de la asignatura de Literatura Universal del Colegio Sagrado Corazón (Esclavas). Pero sobre todo es un lugar de encuentro sobre, por, para, según...la Literatura

jueves, 2 de abril de 2009

Título.



Otra vez estaba en ese parque.
Otra vez rodeado de naturaleza y bajo un sol resplandeciente.
Había familias a mi alrededor, pasando el día de primavera supongo. Parecían felices. Sí, creo que lo eran. Todo parecía bonito, como sacado de una película. Todo estaba en armonía, menos yo y mi interior. Otra vez comencé a sentir esa presión en mi pecho, como si algo no me dejara coger todo el aire necesario para respirar.

Decidí caminar en busca de sombra para descansar y recuperarme, alejado de las familias. Me apetecía estar solo. No aguanto la felicidad a mi alrededor cuando yo no me siento bien.
Conocía ese parque demasiado bien, ya había estado antes, así que me dirigí a un árbol grande y viejo, lleno de iniciales y nombres jurándose amor eterno.
Una vez allí, comencé a sentirme mejor, no sentía esa presión anterior y mis pulmones respiraron todo cuanto necesitaron.

Me pregunté que hacía allí y por qué. No recordaba el camino que había tomado. No sé, fue muy extraño, como si alguien me hubiera puesto allí. Pensando en esto, dejé de oír los rumores de las familias y niños correteando.
Mire a mi alrededor y me encontré solo.
Todos habían desaparecido.




Intenté levantarme para buscar una salida, pero no pude. Mis piernas no respondían, no las sentía, no hacían ningún movimiento.
Empecé a temblar, me entró pánico, agobio, angustia, horror. Quería llorar, gritar, salir corriendo, huir… pero no pude. Estaba paralizado, no tenía fuerzas para nada.
Me ahogaba, sentía como no podía respirar, ni siquiera podía pensar bien, el dolor del pecho me estaba matando, estaba paralizado.

Intenté una vez más levantarme, y lo conseguí, aunque apenas tenía fuerza y podía mantenerme. Pude andar, pero no sabía hacia donde dirigirme ni que hacer.
Estaba solo, y necesitaba ayuda, pero no había nadie para escucharme.

Seguí andando y andando, buscando una salida para poder escapar de allí, pero fue en vano. Estaba desorientado, cansado, me costaba trabajo respirar, me ahogaba. Ni siquiera me respondían mis sentidos, como si todo mi cuerpo se hubiese bloqueado.





Encontré un banco, y me senté. Mientras descansaba, sentí a alguien cerca. Por fin una persona para ayudarme.
Era una chica, alta y con aspecto descuidado. Tenía el pelo rojizo, y unos ojos celestes, intensos, como el cielo sin nubes.
Odio ese color, me pone nervioso, me aterra verlo.

Se sentó junto a mí, creí que comenzaría a hablarme, pero no fue así. Su rostro era tranquilo, y parecía estar distraída, pensando en otra cosa.
Le hablé, pidiéndole que me ayudara, pero no hizo nada, ni siquiera se molestó en ayudarme. Empecé a gritarle, a zarandearle, quería que me escuchara, estaba desesperado, no podía respirar, mi cabeza iba a explotar. No podía más. Necesitaba alejarme de ese maldito parque que me estaba quitando la vida.

De repente, me miró fijamente, y pude ver como movía la boca pero sin emitir ningún sonido. ¿Qué pretendía? ¿Por qué no me ayudaba? Sabía lo mal que lo estaba pasando, y solo seguía torturándome más y más con su pasividad. Quería volverme loco.
En un último intento me abalancé hacia ella, sin saber lo que hacía, estaba perdiendo el conocimiento, lo sentía, no era yo. Quería golpearla, pero fue el banco el que me golpeó a mí. Ella no estaba ya.

Menos mal que el golpe no fue muy doloroso. Menos mal que ni siquiera ocurrió y menos mal que no estuve en ese parque.
Menos mal que todo fue un sueño.

Lo que me preocupa es que no es la primera vez que sueño algo así, ni la primera vez que veo a esa chica con los malditos ojos claros. Me da pánico solo pensar que puede ser real, que la puedo ver un día en la calle.
Aunque, la verdad, no me extrañaría que los monstruos de nuestras pesadillas pudieran andar con nosotros.
En realidad, creo que el otro es el monstruo al que tememos; tan real como nosotros.
María R.L.

No hay comentarios: